miércoles, 1 de junio de 2011

pobreza de lenguaje

conocer la realidad de las cosas exige una riqueza interior que resulta difícil sin una riqueza de lenguaje. también, a veces falla la comunicación entre las personas porque, a uno o a otro —o a los dos—, les resulta difícil expresarse. la pobreza de lenguaje está muy ligada a la pobreza de conceptos, y a un pobre conocimiento de la realidad. si una persona maneja un vocabulario muy reducido, es fácil que no logre discernir bien lo que le sucede, ni sepa cómo traducirlo en palabras. percibirá su interior quizá como un desconcertante manojo de tensiones, que le hacen sentirse mejor o peor, pero no logra comprender bien qué es lo que siente. se encuentra perdido y confuso entre acosos e inquietudes que no sabe ni puede desactivar.
no debe desdeñarse el poder del lenguaje. no es una cuestión accesoria, ni meramente formal. como ha escrito josé antonio marina, la palabra hace navegable el sentimiento, y esto es así porque la mayor parte de lo que sabemos, lo sabemos "empalabrado". por eso, lograr expresar bien en palabras lo que sentimos suele ser un gran paso hacia la clarificación de lo que nos sucede. un avance decisivo para conocer el corazón del hombre, para conocer el propio corazón, y para aprender a convivir con él, procurando mejorarlo.
la gente que desdeña el valor de la lectura, es fácil que viva con un déficit grande de autoconocimiento que deje baldío e improductivo gran parte de su talento, e incluso que malogre el de otros, como sucede con los conductores inexpertos, que son un peligro para ellos mismos y para los demás.

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